martes, 9 de septiembre de 2008

La punta no debe marear a jugadores y DT

Por Diego Raimundo

Estudiantes está atravesando un momento único y admirable dentro de la Liga Metropolitana. Los resultados lo llevaron a ubicarse en el segundo escalón de la tabla valorativa detrás de River Plate (toda una potencia en esta materia) y por delante de Boca. Los resultados le permiten a la 93, 96, 97, 98 tener grandes aspiraciones, mientras que el resto sueña con darle caza a los de arriba. Esta felicidad debe ser bien llevada. Muchos dirán que es una locura o que hay que disfrutar de este instante. Sí es verdad, pero al mismo tiempo todos deben tener los pies sobre la tierra para que como habitualmente se dice “al árbol no tape el bosque”.
Acá no estamos criticando a nadie, por el contrario vaya de mi parte las felicitaciones para todos los que componen el grupo de trabajo que semana a semana entrenan a los chicos que juegan en Metro. Pero a lo que apunto es que estar arriba es algo único, irrepetible en una competencia tan dura y por ello es que todos deben ser consciente, trasmitir tranquilidad y ese afán por mantenerse en el lote de vanguardia no se traslade a los chicos porque ellos son los que salen a jugar y de alguna manera saben lo que están viviendo. Hay que sacarles (a los futbolistas) cualquier presión de encima para continuar por la buena senda y para que a la felicidad sea plena y duradera.
En estos momentos corresponde que haya cordura, madurez y experiencia de los técnicos porque se vienen jornadas exigentes, con rivales de mucho cuidado y que, como ocurrió toda la vida “detestan” que Estudiantes les haga sombra.
Banfield, Boca, Chacarita, River, Quilmes y Lanus, son equipos a los que los chicos tienen que enfrentar y la situación que se está atravesando debe ser utilizada para salir a jugar con otro espíritu, con un sentimiento que sólo aquellos que visten la camiseta roja y blanca lo saben, y con la fortaleza que significa estar en los puestos de vanguardia. Ojo esto debe ser puesto en práctica con sencillez y no que sea un efecto bumerán en los jugadores.
La obligación por el hecho de mantener el protagonismo conllevará a que los futbolistas logren sentir algunas ataduras y esto puede desencadenar en pasos en falsos. La punta no debe marear a jugadores y entrenadores sino por el contrario los debe fortalecer para resolver, las situaciones límites que se les pondrán en el camino, con la misma naturalidad que los llevó a ser hoy segundos en la tabla general y pelear el primer puesto en la 93, 96, 97 y 98.

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